En aquel tiempo la muchedumbre marchaba sobre La Moneda
el Palacio de Gobierno.
Eran cientos miles millones
Cada uno de ellos traía una piedra per cápita
Cuando estuvieron a tiro, Jesús
que encabezaba la marcha
ordenó:
¡Quien esté sin pecado lance
la primera piedra!
En cosa de segundos el Palacio quedó sepultado bajo
una montaña.
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