"No es ajena mi poesía a mi vocación periodística. Son poemas inspirados en la rabia impotente ante el horror de la historia. Son escritos con sangre ajena, con fusiles de otros, con sucesos, con noticias, con retazos de diarios. Pretendo que lo efímero del valor periodístico, que se acaba apenas leído, porque ya dejó de ser novedad, se transmute en emoción, en reacción iracunda o sarcástica, en panfleto, en bofetada, en un mensaje permanente... a pesar de mi mismo, a pesar de mi vida contradictoria, inconsecuente e hipotecada a las obligaciones del karma cotidiano ..."

"Y Melquisedec, rey de Salem, sacando pan y vino, como era sacerdote del Dios Altísimo, bendijo a Abram, diciendo: 'Bendito Abram del Dios Altísimo, el dueño de cielos y tierra. Y bendito el Dios Altísimo, que ha puesto a tus enemigos en tus manos'..."

(Génesis 14, 18-20)