viernes, 18 de enero de 2008

III
Entonces, en la mitad del Te Deum, Cristo bajó de la
cruz, puso al Dictador sobre sus rodillas, le bajó
los pantalones, y lo azotó a poto pelado con el San
Martín de la Concha que donde pega deja la roncha:
--Nunca más, nunca más --gimoteaba el Dictador
--Nunca más --y sus edecanes corrían con papel y
lápiz porque gritaba que quería firmar de inmediato
el Acuerdo para la Transición a la Plena Democracia.

El Cardenal, fuera de sí, regañaba a Jesucristo
por haber utilizado la violencia.

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