cruz, puso al Dictador sobre sus rodillas, le bajó
los pantalones, y lo azotó a poto pelado con el San
Martín de la Concha que donde pega deja la roncha:
--Nunca más --y sus edecanes corrían con papel y
lápiz porque gritaba que quería firmar de inmediato
el Acuerdo para la Transición a la Plena Democracia.
El Cardenal, fuera de sí, regañaba a Jesucristo
por haber utilizado la violencia.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio